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Es imposible que haya un yo sin un otro. ¿Será quizás por eso que haya tanta sensación de soledad?

“El problema no es ser libres, sino ser libres juntos” dice Javier Gomá, filósofo español. Este autor plantea algo para reflexionar, la felicidad existencial… Algo que nos hemos olvidado hasta de buscar.  Junto con el sentido de la vida. Aspectos fundamentales que se construyen  en relación a otros. 

 

Los seres humanos somos gregarios por naturaleza. La especie sobrevivió por la unión, no por el aislamiento. A nivel psíquico esta necesidad es fundamental
 

“Se favorece la pretensión de una conducta individualista sobre la que nadie influya. Y esto produce un aislamiento que empobrece el crecimiento interior, la felicidad existencial”  (Erich Fromm, Miedo a la libertad).

 

La interacción social y el vínculo afectivo, dan sentido a la vida. Somos seres gregarios, con todas las complicaciones que ello implica. Siempre se necesita un otro, para amarlo o hasta para pelear. Para asistirnos, para alimentarnos, para hacer industrias, para atender la salud, educar, cuidar, etc.
Podemos vivir aislados en una burbuja sin afecto a pesar de las necesidades de interacción cotidiana? El primer vínculo es afectivo y siempre será el más necesario. 


Hasta dónde es posible ayudar a un paciente que no tiene contención familiar o vinculación afectiva?


Y esto nos sucede muchas veces…  no solo porque no tengan familia. En ocasiones   porque no están presentes empática y compasivamente. Y hay que ayudarlos a armar redes cuando esto sea posible. Y probablemente el padecer del paciente solo sea por la soledad no deseada que nosotros no le podemos curar. No es obligatorio aprender a estar solo como se dice ahora. 
Hay gente que puede, le gusta vivir sola pero no es eso lo que se cuestiona. Si no la soledad de sentir que no tenemos a quien recurrir afectivamente. Es fundamental al sentido de seguridad y conexión humana: 

“Soy entendido, los demás se preocupan por mí y mis sentimientos son importantes” (Iván López Casanova, El sillón de pensar)

Por eso el individualismo no es bueno, porque aísla y  prioriza el bienestar propio a pesar del malestar ajeno. Y el aislamiento afectivo no es lo que el cerebro emocional necesita.


Quizás como respuesta a este vacío que se está sintiendo en mucha gente, es que están apareciendo las terapias que ponen el centro en la compasión y en la empatía. 


“Las emociones sociales Nuestras necesidades fisiológicas más básicas para la supervivencia son la comida, el agua y el refugio. Pero, los seres humanos también necesitamos amor, conexión y pertenencia en relación a los demás, de lo contrario lo más probable es que fallezcamos. Vivir en una familia, tribu o algún otro grupo social es necesario para la supervivencia evolutiva. Los seres humanos no corren demasiado rápido ni trepan muy bien para escapar de predadores. El éxito evolutivo de los humanos vino de su habilidad para mantenerse unidos, protegerse y ayudarse mutuamente: el construir refugios, alertarse sobre predadores, generar fuego, cuidar de los niños y ancianos, y el comunicarse unos con otros. Las emociones sociales probablemente emergieron mucho antes que el habla (una hipótesis que he basado en la observación de mi gato, (quien se comporta con celos cuando su hermano obtiene demasiado mi atención). Nuestra necesidad de pertenecer, integrarnos y sentirnos aceptados es parte de nuestra condición de seres humanos. 

El ser percibidos como diferentes significa estar en riesgo de ser rechazados. El desprecio, los celos, la envidia y la vergüenza son cuatro emociones básicas que involucran las conexiones interpersonales. Estos sentimientos no son desencadenados en relación a los objetos. Podríamos incluir también el amor como una emoción social, pero en el sentido amplio de la palabra podemos querer o desear cosas, lugares o incluso ideas y no solo a otras personas. La compasión y la bondad, sin embargo, son formas del amor que solo sentimos hacia otros seres vivos.” (Corrine R. Stoewsand. Comunicación compasiva. Tres Olas Ediciones)

 

Es necesario diferenciar individualidad de individualismo y poder dejar de lado la actitud egoísta para mirar las necesidades del otro. 
Aprender a vivir libremente no quiere decir en contra de… hay que repensar esta postura muy común de “yo hago lo que quiero a pesar de…”  Hay que aprender a ser libres en lo individual pero estando con otros. 
Sería interesante incluir la educación afectiva que trascienda la educación emocional y que tenga que ver con construir vínculos sanos en todas las etapas de  la vida y entre las diferentes generaciones.
En lo terapéutico es fundamental el trabajo con los vínculos afectivos que el paciente construye y desde que lugar los hace.

 

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Llegamos a un concepto actual de autonomía versus dependencia, como si la dependencia fuera algo nefasto, cuando en la realidad todos somos interdependientes.

“Una de las características que han definido a la sociedad occidental moderna consiste en que se ha desprendido de los lazos espirituales y sociales que le otorgaban al mismo tiempo seguridad y dependencia; se  vio  liberado  de  las  ataduras  de  la  tradición  y  de  la  revelación  judeocristiana  para  concebirse como  un  individuo  independiente  y  autónomo 
Sin  embargo,  esta  liberación  acontece  al  mismo  tiempo en un sentimiento de soledad, ante lo cual el individuo se ve empujado psicológicamente a lidiar con el vacío de su separación en el intento de ser parte de algo que le proporcione la seguridad que ha perdido.”

(Erich Fromm) 

Soledad, depresión, indiferencia, adicciones, suicidio, bullying, naturalización de la violencia. Tendrán que ver con el individualismo entre otras cosas?
Muchos transtornos de ansiedad categorizados, diagnosticados, con diferentes técnicas y/o medicaciones para tratarlos. Protocolos sistematizados de tratamientos para diferentes transtornos TOC; TCA; TDH, TLP…


Somos grandes expertos últimamente en ponerle siglas a los diferentes padeceres humanos. Pero nos preguntamos en algún momento por qué hay tanto sufrimiento psicológico? Por qué los psicólogos y los psiquiatras nos sentimos sobrepasados en estos últimos tiempos?


En muchos casos ayudamos a aliviar el sufrimiento, damos técnicas o herramientas para que la gente pueda convivir con su ansiedad o angustia.  O para que mejore una relación o para que acepte que un amor no es correspondido, o que sus hijos no van a visitarlo. Entonces los ayudamos a sobrellevar un dolor que nos excede en nuestra práctica. 

Vienen pacientes con familias totalmente desmembradas, donde no encuentran ni un lugar de apoyo. U otros pacientes que quieren rehabilitarse de las adicciones pero nacieron en una familia de adictos, no conocen otra cosa. Vienen adultos mayores que nunca habían estado solos en su vida y ahora se ven obligados a vivir solos y con muy poca ayuda de sus hijos o familiares. Hay pacientes jóvenes  adictos a una pantalla y toda su vida social pasa por ahí. – 


“El debilitamiento de los vínculos familiares, la acentuación  del individualismo  hasta  convertirse  en egoísmo  y  la  fragmentación  de  los lazos  sociales ocasionan  un  serio  riesgo  para  la  salud  física  y mental  de las  personas,  menoscabando  su  capacidad  de  afrontar  situaciones estresantes”  (Tapia 
et al., 2003). 


Vuelvo al tema del individualismo, encuentro algunas definiciones por ejemplo de Nietzche “Persona aislada que no piensa en los otros para no contraer obligaciones, no da ni pide ayuda. Nada que lo desvíe de sus propios objetivos”


Oscar Wilde quizás por su propio padecer en esa época decía que “el individualismo es dejar ser a cada uno como quiere, no como dice la sociedad”.  Y es acá donde aparece un aspecto importante a tener en cuenta, hemos pasado de una sociedad con roles sumamente rígidos y preestablecidos a un intento de mayor libertad y en donde la búsqueda de la satisfacción y la realización es un hecho individual. 


Y así llegamos a un concepto actual de autonomía versus dependencia, como si la dependencia fuera algo nefasto, cuando en la realidad todos somos interdependientes. 

Se busca la  libertad  como independencia   de todo el resto e incluso de la tradición cultural, de las costumbres, las religiones, las instituciones, de los mandatos familiares, de la sabiduría o la experiencia de otros. Es un momento de muchos cambios porque obviamente el avance de la sociedad nos lleva a replantearnos formas de vida que ya no nos son funcionales. 

Al respecto nos dice Erich Fromm “Una de las características que han definido a la sociedad occidental moderna consiste en que se ha desprendido de los lazos espirituales y sociales que le otorgaban al mismo tiempo seguridad y dependencia; se  vio  liberado  de  las  ataduras  de  la  tradición  y  de  la revelación  judeocristiana  para  concebirse como  un  individuo independiente  y  autónomo.   Sin  embargo,  esta  liberación  acontece  al mismo  tiempo en un sentimiento de soledad, ante lo cual el individuo se ve empujado psicológicamente a lidiar con el vacío de su separación en el intento de ser parte de algo que le proporcione la seguridad que ha perdido.”
 

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Una  frase que escuchamos en los pacientes es "hay que aprender a estar sola/o", y me  pregunto: solo/a de pareja o en absoluta soledad?


Hoy una mujer de más de cincuenta años que no tiene familia, no tiene pareja y su trabajo es en su casa con una computadora. Constantemente está deprimida y con una autoexigencia de aprender a ser feliz estando sola.

¿Cómo hace alguien para construir su amor propio o  amor a sí mismo/a sin compañía de otros?

Los mensajes de las redes son sumamente confusos y en ocasiones apuntan a exacerbar una conducta individualista y una presión interna que genera ansiedad, desasosiego, frustración.

Los seres humanos nacemos desvalidos y necesitamos quién nos cuide. Estas primeras interacciones nos van a moldear el cerebro de por  vida, dentro de lo cual está nuestros vínculos con los afectos. Está de moda ahora que las madres  porten a sus bebés cual canguros precisamente haciendo caso a la teoría del apego. 


Ahora, esa necesidad de otro no es sólo en los primeros años de vida.  En cada etapa de nuestra existencia necesitamos la presencia de los otros, y sobre todo tener vínculos de apego seguros y estables. Esto último es lo que se está dificultando en los últimos años. 


Mucho se dice en esta época que nuestra sociedad es individualista. Nos proponemos pensar este término en relación a lo observado en la clínica. 


Como sabemos somos seres sociales, gregarios. Es imposible la subsistencia sin un otro. Por lo  tanto nuestras características psicológicas van a estar influenciadas por la cultura en la que vivimos.  Actualmente existe una cultura del éxito personal y en la que se propicia que cada uno es responsable de su propia felicidad y bienestar.  Se busca la independencia y autonomía económica como un logro personal, los jóvenes van a vivir solos antes de formar una pareja o familia. Esto es algo muy reciente en nuestra sociedad. Cada vez mayor número de hijos tienen padres separados, hay más gente de todas las edades viviendo solas ya sea por elección o no. Hay mucha gente mayor viviendo sola.  Y sobre todo hay mucha gente que siente soledad. Ya sea viviendo acompañado o solos. 

Por individualismo se entiende la consideración de un Yo aislado y en primer lugar antes que los otros, en ese lugar también pueden estar los objetos afectivos de este Yo, como por ejemplo sus hijos.

Individualidad es ser uno mismo y poder  participar activamente y cooperativamente con los demás.

Estamos en un período de cambio pasando a la era  tecnológica.  Hay muchas diferencias entre generaciones y un avance demasiado veloz Muchos sólo se comunican a través de aplicaciones, pantallas, etc.  Además se agrandan las distancias físicas y las familias viven en distintos países. 


En esta etapa está primando el individualismo que en muchos casos, produce sensaciones de vacío y soledad que hacen que la gente ante situaciones vitales vuelva a sentir la  necesidad de pertenencia. Es decir algo que complete su necesidad gregaria. Se ven fragmentados vínculos sociales de suma importancia  debido a múltiples causas sociales quedando en ocasiones  gente en situación de desprotección y aislamiento.  La gente hoy en día a través de la tecnología se conecta pero en muchos casos no se relaciona y  el vínculo humano no se reemplaza. Se observan estos sentimientos  en diferentes etapas de la vida.

 

"Una  comunicación  fluida  y  la presencia  de  lazos  afectivos  estables  y  estrechos  permiten  al  adolescente  gozar  de  una  estabilidad   emocional   que   le   hará  posible desarrollarse  como  una  persona  sana"  (Salazar, Ve y t i a ,   M á r q u e z   y   H u i t r ó n ,   2 0 1 3 ) .

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