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Las heridas emocionales son heridas de desamor afectivas. En estos casos, lo más probable es que el consultante no se haya sentido nunca amado incondicionalmente, por lo tanto no ha podido desarrollar la autoconfianza

"La aceptación incondicional se refiere a que la persona sea amada tal como es, más allá de sus comportamientos o conductas. Inclusive, que se sienta amada en aquellos puntos donde ella misma no se ama. 


Un modo de trabajo es el encuentro empático ofreciéndole al paciente la seguridad de la incondicionalidad dentro del dispositivo terapéutico. Guiándolo de este modo a encontrar su potencial,  dándole un espacio de contención permitiéndolo sentir que va a ser comprendido y no juzgado.  Ayudarlo a reconocer los recursos positivos que tiene. Es decir, asegurarle que es digno de amor, generando en él/ella la confianza básica que se encuentra debilitada por la inseguridad que genera la sensación de carencia y, generando así, su propia independencia y por lo tanto su  autoestima. 

De este modo, el terapeuta es un guía que ayuda al paciente a encontrar lo positivo hasta poder amarse y reconocer los motivos que tiene para hacerlo.
 

No hay un método o una forma única de realizarlo, cada paciente es único y el encuentro con su mundo interno es personal. La mente iluminará la emoción a través de su capacidad de comprensión. La idea sería ir desde lo más oculto hacia la luz. La luz sería el conocimiento de uno mismo.
 

El proceso no es unidireccional, es continuo y se retroalimenta entre una fase y la otra.
El respeto hacia lo que se siente es un factor primordial; la observación de sí mismo sin juicios previos, sólo observando y describiendo como si se observara algo externo. Sin crítica, sin censura. Es decir, primero el conocimiento, luego la aceptación y el respeto. 
Así podrá ir encontrándose la armonía interior.           

Un recorrido puede ser el siguiente ante el dolor afectivo:

 • Reconocimiento de emociones y pensamientos asociados.
•  Aceptación incondicional de los mismos.
•  Observarse. 
•  No juzgarse.
•  Sólo describir lo que se observa.
•  Conocerse.
•  Aceptarse incondicionalmente tal como se es en el aquí y ahora.

Esto no significa que propongamos seguir un esquema rígido de tratamiento, pero sí tener en cuenta estos aspectos en tiempo y forma según las técnicas y cada paciente en particular.
 

Desde el trabajo con las emociones podremos comenzar a reconocer donde se encuentra la sensación de carencia afectiva de la persona. Y así trabajar con la decodificación de cómo circula el amor en el entorno familiar y social de la persona, Y cómo lo vivió el/la paciente."

 

Del libro "El amor como forma de vida", de Yanina Piccinni y Liliana Crivelli
                                           

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