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"Los Delincuentes" (2023)

De Rodrigo Moreno.

Coproducción: ArgentinaBrasilChile y Luxemburgo.

Candidata argentina a Mejor Película Internacional en la 96ª edición de los Premios Oscar y multipremiada en diversos festivales

“Los delincuentes“, no resulta un film más. Es una nueva muestra de lo que nuestro cine puede llevar a cabo conmoviendo y utilizando el recurso de lo reflexivo, tan característico del mismo.


El desarrollo de las sensaciones y sentimientos en primeros planos de total misterio dentro de un destino que abarca visiones diferentes, resulta un andamiaje distinto y estructural de esta obra nacional de relevancia.


Escrita y dirigida por Rodrigo Moreno (hijo de Carlos Moreno y Adriana Aizenberg, dos gigantes de nuestra escena) luego de un derrotero de marchas y contramarchas para llevar adelante la finalización de filmación y post producción de la obra que llevó cuatro largos años, culmina este trabajo que resulta ser un producto de alto impacto, pero hacia el interior del espectador. Este joven director perteneciente al núcleo de la importante camada que fundó el nuevo cine argentino allá por mediados de los ´90, en su quinta propuesta muestra su visión diferente de encuadrar, montar y conducir un film sin denominación: lo abarcativo de diversos géneros  se constituye dentro del esquema propuesto hace muchos años por Hugo Fregonese en “Apenas un delincuente”, pero que con el correr de la historia, los caminos delictivos comienzan a dar paso a otro esquema que se quita del policial negro para adentrarse en lo más profundo de sus protagonistas.
La línea argumental nos permite ver la vida de Román y Morán, empleados de una pequeña sucursal bancaria en Buenos Aires. Con la única intención de dejar atrás una rutina que los hunde día a día en una existencia cada vez más gris, Morán lleva a cabo su audaz plan: robar del banco una suma de dinero equivalente a todos los sueldos que ganaría hasta jubilarse. 


 

Este trabajo posee una línea de guión por demás interesante y atractiva: el ingenio de su trama y una vuelta de tuerca de vida rozando la mitad de la obra pone en consideración esta virtud. Morán, Román, Norma, Morna y Ramón. Las mismas cinco letras para los personajes principales que poseen como característica el intentar vivir a toda costa. La libertad y su precio, el de la desidia y el de la rutina, todo posee un costo determinante que cada uno de sus personajes abona lejos o cerca de la jungla de concreto. La mirada subyacente del ser humano per sé, dentro de escenarios cambiantes busca lo mismo, cambiando las estrategias, pero sacudiendo el alma del polvo añejo de las responsabilidades sociales. Todos esos tópicos llevan al film al lugar menos esperado y desde allí nace una virtud, la sorpresa no la brinda un golpe de efecto sonoro o visual: el vernos reflejados en la eterna paradoja llamada vida y cómo vivir, encuadra y monta el mensaje más importante que posee esta coproducción que conglomera Argentina, Chile, Brasil y Luxemburgo entre sus hacedores.


Elegida como la candidata argentina a Mejor Película Internacional en la 96ª edición de los Premios Oscar y multipremiada en diversos festivales, los símbolos y los silencios resultan también protagonistas principales: Un vinilo de “Pappo´s Blues” que va y viene de lugar en lugar, fragmentos de “Lárgent”, de Robert Bresson dentro de las idas (escape de la realidad) al cine de uno de sus protagonistas. Atahualpa apareciendo mediante una tapa de disco, el glorioso “Bar Imperio" del barrio de Chacarita como contenedor de tanta soledad y un supremo momento del film: El recitado de “La gran salina” poema del escritor de culto Roberto Zelarrayán y las imágenes de dureza y encierro, introducen ese mix tan importante y necesario come el de incluir un escrito en prosa dentro de un producto fílmico.

Entre momentos sonoros que alberga a Piazzolla junto a Norberto Napolitano, las pantallas partidas recreando la magia del cine sin estamentos digitales complejos, los homenajes hacia nuestros cineastas que construyeron el cine-arte allá por los sesenta, una impecable fotografía generada por el dueto Alejo Maglio/Inés Duacastella, digna de pertenecer a un film de Terrence Malik y sus conceptos visuales del exterior, logrando un finísimo trabajo y un argumento bastante sencillo y a la vez intrincado, dejando al libre análisis su parte final, contiene protagónicos muy bien logrados y un reparto que son puntales a la hora de ser piezas más que importantes en la línea estructural.


Germán Da Silva, poniendo al servicio del trabajo su inmensa sabiduría en un doble rol sumamente importante: un gerente de sucursal de banco y un presidiario denominado “Garrincha”. Veremos cómo un actor de verdad lleva a cabo roles antagónicos entre sí, pero sumamente creíbles. La guionista y actriz Laura Paredes, como una vehemente inspectora de compañía de seguros, la bella Margarita Molfino como Norma, de suma naturalidad y soltura en su rol, los cuales refuerzan la línea actoral de los roles protagónicos: Esteban Bigliardi como Román. Sumiso, rutinario, un hombre como aquel de la novela de Scalabrini Ortiz que estaba solo y esperando.

Durante el metraje la metamorfosis se apodera de su ser, pero siempre dentro de su medida personalidad y Daniel Elias como Morán, aquel que toma una drástica determinación estudiada y pensada hasta el último detalle, el cual consigue una interna libertad mas importante que la externa, en un trabajo a su medida actoral.


La libertad necesaria y buscada, la naturaleza plena y necesaria, la cultura que sana y alimenta el alma, el profesionalismo laboral, los pensamientos filosóficos en marcos ancestrales. Todo concuerda, todo produce el cambio, pero, ¿Cuál es el rol del dinero en todas estas virtudes necesarias para vivir y trascender? ¿Se pueden desarrollar las mismas dentro de un marco de limitación económica?


Los interrogantes están aquí y cotidianamente, es bueno celebrar cada vez que el costumbrismo argentino se vuelve a desarrollar en un producto fílmico que intenta mostrarnos entre otras cosas que para aprender a disfrutar lo natural debemos viajar hacia nosotros mismos y descubrirnos, para así poder descubrir "Los Delincuentes"

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