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Una disyuntiva nos atraviesa tal vez desde el principio de nuestros días como humanos. Mediante factores tales como las ideas, lo cultural, la personalidad y ciertos mandatos familiares desarrollamos tendencia hacia lo individual o lo colectivo, cuestiones que nos marcan actitud ante todo aquello que refiere a tomar postura y adquirir un estilo de vida

Y en estos complejos tiempos de principio de un nuevo siglo, colmado de atracciones visuales, cuestiones efímeras y paciencia de no más de un minuto, surge una antigua obra, generada también en un tiempo complejo, que como visión de un futuro casi distópico, narra una historia por demás importante y relevante.
 

El Eternauta es una miniserie que cuenta con el respaldo de la plataforma Netflix, basada en una de las historietas más importantes de la historia argentina, creada por Héctor Oesterheld y Francisco Solano López, la cual se dio a conocer entre 1957 y 1959 en la revista Hora Cero. La misma, a través de los años tomó una notable repercusión, llegando a estos digitales y tecnológicos momentos en los cuales el director Bruno Stagnaro (Okupas/Tv/2000 - Pizza, Birra, Faso/1998) toma la responsabilidad de llevar a la pantalla tamaño proyecto, saliendo airoso en semejante empresa y aportando su conocimiento en la idea de relevantes planos visuales y quitar al interprete todo aquello necesario para generar credibilidad en marcos extremos y viscerales.

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Héctor Oesterheld y Francisco Solano López

El trabajo cuenta con un acertado guión generado por el cineasta junto al actor Ariel Staltari, que se basa en la obra sin perder el modo estructural de la misma y todo aquello a lo que su escritor apunto de modo implícito: la lucha ante la adversidad general debe ser ¿individual o colectiva?

La obra relata la historia de una invasión alienígena a la tierra mediante una severa tormenta de nieve tóxica que aniquila a la mayor parte de la población. A través de Juan Salvo, en Buenos Aires se genera una particular resistencia de un grupo que lucha por la libertad ante el dominio de los extraterrestres.

Realización que llevó años lograr adaptarse, con varios intentos fallidos y propuestas para llevarla a Hollywood, se adentra en el estilo de drama post apocalíptico mediante la metodología que posee el género pero desarrollando determinadas características: esta es una producción que no solamente pretende entretener y que el espectador consuma ansiosamente pochoclos, nos interpela de modo permanente hacia tópicos concernientes a la rol humano ante un desastre, cómo abordamos la organización y cómo reaccionamos cuando, más allá del enemigo externo nos circunda el interno y todas sus extremas intenciones.

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Bruno Stagnaro y Ariel Staltari

Llevar a la pantalla una obra que ha generado un hito político/cultural a través de los años, sería como jugar con fuego (en este caso, nieve) pero estructuralmente, la serie posee dos amplias virtudes: el positivo traslado espacio-tiempo del relato a nuestros días, con sus redes sociales, tecnología y ritmo para poder desarrollarse en una Buenos Aires distinta, algo así como que el trabajo esperaba un tiempo de maduración para generar impacto necesario desde lo visual, e ingeniar un trabajo que no es para mirar por momentos tu instagram, celular en mano. Posee deliberadamente las pausas necesarias para lo analítico, adentrándose en determinadas problemáticas de los personajes centrales, aquel que desee ritmo constante no lo hallará, una cierta lentitud contiene el propósito de construir una sensación de aislamiento, de pura incertidumbre, de no saber el por qué y el para qué de tamaño desastre, de no interpretar que está sucediendo.

Un padre de familia y sus amigos, repentinamente deben enfrentarse al peor de los escenarios, debiendo abandonar toda zona confortable y allí se presenta otro interrogante: ¿Cómo sería tu actitud si todo lo cómodo de súbito desaparece?

El Eternauta, es un decálogo absoluto de cómo utilizar la ciencia ficción para hablar de nuestros miedos, la invasión como símbolo de opresión y la resistencia y ayuda colectiva...

Vulnerabilidad, duda y miedo circundan a Juan Salvo, interpretado estoicamente por Ricardo Darín, con coequipers de la talla de César Troncoso, un relevante actor de nuestra escena en el rol del inefable tano Favalli, junto al logrado trabajo de Carla Peterson y Andrea Pietra, que muestran la profundidad, la decisión y el valor que la mujer muestra cuando las papas queman, y elenco de primer nivel.

Buenos Aires resulta un actor más. Ver sitios frecuentemente visitados como Puente Saavedra, el interior de Vicente López, la Av. Maipú, Barrancas de Belgrano o Palermo, no son simples escenarios, se convierten en lugares que se transforman con la historia, y sacude sobremanera verlos vacíos, vulnerables y a ultranza cargados de silencio y nieve mortal.

La mezcla cultural de lo europeo con lo latino que nos caracteriza, nuestro rock sonando detrás de la incertidumbre, convierte inteligentemente a este producto, más allá de logrados efectos especiales, diseño de arte, montaje, sonido, banda de sonido generada por Federico Jusid y excelsa fotografía a cargo de Gastón Girod, en un nuevo clásico del costumbrismo cinematográfico que siempre nos caracterizó, marca registrada a la hora de notar reflejos que nos hagan un poco más parte de los sucesos que observamos.

El Eternauta, es un decálogo absoluto de cómo utilizar la ciencia ficción para hablar de nuestros miedos, la invasión como símbolo de opresión y la resistencia y ayuda colectiva como única arma para disparar a cualquier poder que intente someter, empobrecer, quitar derechos y vulnerar reales libertades, aquella enmienda lograda por el escritor se agigantó aún más conociendo su historia, sabiendo que él y sus cuatro hijas aún continúan desaparecidos y sus nietos nacieron en cautiverio, logran brindarle ese tinte de consciencia social, fuera de cualquier color o visión político partidario.

Oesterheld fue como un “eternauta” navegante en tiempos oscuros, quien a través de cada una de sus obras supo aportar claridad desde la metáfora, conocimiento desde personajes de ficción y altura moral desde sus hechos e intenciones.

¿Hasta dónde estamos dispuestos a llegar por sobrevivir? ¿Qué ocurre cuando la amenaza se encuentra también dentro del grupo? ¿Por qué el humano se vuelve complaciente, poco reflexivo y llega a adorar a su verdugo? Varias preguntas incómodas, pero muy necesarias.

Subvertir lo cotidiano resulta otra de las virtudes del trabajo; la límpida e inocente nieve, es factor gravitante ante todo el daño que genera, fuera de ser algo monstruoso o aberrante.

Un nuevo orgullo nacional, absolutamente necesaria, una serie para destacar que formara parte de lo importante en materia audiovisual.

El Eternauta: valentía, reflexión y algo que decir.

Hugo Bertone

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Nuevo film que reabre la discusión acerca del proceder humano y su conciencia, “La zona de interés” (2023), nos sumerge hacia un océano de dudas humanas, de esquivos procederes, de conciencia adormecida e intereses personales ante cualquier catástrofe concebida.

Obra imprescindible, que reflejará el concepto que sostiene que los monstruos reales están allí afuera, y muchas veces lucen como vos y como yo

A comienzos de la década del 60, la escritora y filósofa Hannah Arendt, publicó la primera edición de un controversial libro: “Eichmann en Jerusalén”. Un estudio acerca de la banalidad del mal. El mismo, abordaba un minucioso estudio acerca de la personalidad del jerarca nazi Adolf Eichmann, llegando a la conclusión que el nefasto personaje, fue un ejecutor de acciones impuestas, sin pensar en los efectos que las mismas conllevan.

La maldad en su ser se puso de manifiesto deportando judíos a los campos de exterminio, naturalizando las órdenes a cumplir. Así surge la teoría de la banalización del mal: El accionar de gran parte de los militares nazis, no se representó por ideológicas o racismo, tan solo por “cumplir con su deber...”

Trazando un paralelismo con aquella idea extrema y este nuevo film que reabre la discusión acerca del proceder humano y su conciencia, “La zona de interés” nos sumerge hacia un océano de dudas humanas, de esquivos procederes, de conciencia adormecida e intereses personales ante cualquier catástrofe concebida.

Trabajo basado en la obra del escritor Martin Amis, dentro del camino de thriller psicológico y drama bélico su director, el británico Jonathan Glazer, vuelve a ponerse tras el lente después de 10 años de haber abandonado el metie cinematográfico. De poca pero efectiva filmografía en su haber, es responsable de un clásico y film de culto en estos tiempos, la maravillosa “Under the skin” protagonizado por Scarlett Johansson, obra que muestra un trabajo por demás innovador y atractivo. Este director es uno de los más creativos de los últimos tiempos y desarrolla en su nueva obra todo el despliegue de cine-arte tan necesario para comprender el valor trascendental que aún posee el séptimo arte cuando está bien direccionado.

El film cuenta el devenir de Rudolf Höss y su esposa Hedwig, quienes se esfuerzan en construir una vida de ensueño para su familia en una casa con jardín al lado de una de las construcciones más siniestras de la contemporánea historia humana: El campo de concentración de Auschwitz/Birkenau.

Nuevamente la temática del holocausto entre nosotros. Nuevamente una de las tantas historias que nos ponen de cara a una realidad humana inconcebible y tortuosa. Trabajos abordando la problemática existen por doquier, pero esta vez un giro de tuerca, una perspectiva diferente pone de manifiesto como ninguna otra obra aquel momento tan oscuro de la historia.

 

Sin ambigüedades y con el recurso extremo y simple a la vez de lo cotidiano.

Una familia de clase acomodada va desandando el camino de los días con sus claroscuros, sus virtudes y sus defectos. Las escenas son bellas y estridentes, salidas de una fábula hollywoodense del cine pomposo y edulcorado de la época del macartismo; pero aquello que global e históricamente conocemos se establecerá de modo transversal, generando verdadera sensación de espanto. No existe mayor terror, espasmo y temor que todo aquello que brinda la realidad. Lo desagradable comenzará a surgir dentro de cada uno siendo espectadores de momentos familiares bellos y envidiables. No existe rasgo alguno de violencia o sufrimiento en su metraje. Nada quita el sesgo estructural de aquello que resulta tan “natural” a los acostumbrados ojos humanos de observar y comprender al villano, y casi romantizarlo en muchas oportunidades.

Símbolos y más símbolos preceden a las logradas imágenes. Las mismas capitulan momentos dignos de formar parte de las compilaciones cuando se muestren momentos gloriosos de la cinematografía de todos los tiempos. Aquel teatro de la muerte sin eufemismos como representó ser aquel campo de la deshumanización, muerte y trabajo forzado no se ve, pero de modo certero se siente mediante el conocimiento de lo tristemente célebre y el disparador interno que pone al mecanismo de la conciencia a despertar ante lo moralmente atroz.

Una medianera divide lo glamoroso de una familia alemana y lo demoníaco de lo generado por un régimen político.

Dentro de la obra, las escenas de vista térmica (técnica visual) acercan un nuevo carácter. La misma resulta aquella conciencia que regula a veces y el modo de la resistencia ante tanto daño concebido.

Imágenes de estridentes flores que crecen dentro de un jardín colmado de gritos infringidos por los “vecinos ruidosos”, una piscina y soleadas jornadas que no impiden a las chimeneas que cubran tanta felicidad con su humo ennegrecido.

Los detalles técnicos son sumamente relevantes. Un lenguaje visual casi a modo de documental realza la intención del manifiesto, todo es objetivo, usando muy poca luz artificial para generar el carácter más realista posible. El estudiado sonido por su parte construye una inmersiva atmósfera, La profundidad del diseño de arte pone de manifiesto el real sentido de la historia, que trasciende a través de eximio trabajo del director de fotografía polaco Lucasz Zal, quien introduce planos generales que poseen absoluta jerarquía, y una banda sonora limitada y por demás efectiva, parte estructural de la orientación del film, compuesta por la inglesa Mica Levi, un ambiente que mezcla el amor y el espanto, por sobre todo en la musicalización de la secuencia de los títulos finales, saliendo de la partitura convencional

Su parte actoral conmueve y resulta sumamente creíble.

Cuando hablamos de nazis en el cine, existen muchos ejemplos de oscuros y siniestros personajes: Amon Goth En “Lista de Schindler”, Hans landa en “Bastardos sin gloria” o el inolvidable Bruno Ganz representando al maligno real sobre la tierra como lo fue Adolf Hitler, en “La caída”, pero en todos estos casos, sabemos que mediante sus técnicas, logran una dramatización convincente. La diferencia de estos topes actorales con los personajes de la obra de Glazer es que los mismos carecen de toda teatralidad, se verán personas comportándose como cualquiera lo haría diariamente: Se humaniza la deshumanización desde lo interpretativo generando algo pocas veces visto.

Sandra Huller, en el rol de la mujer del burócrata nazi. Sumamente convincente e impactante. Por momentos, delinea la postura de mujer plena, que ha logrado la casa y la familia que siempre soñó, por otro lado, muestra un ser siniestro, convirtiéndose en una aterradora persona, sin gritar ni manifestar cuestión extraña, y Christian Friedel en la piel de Rudolf Hoss, un padre que ama a sus hijos, lee cuentos, ama a los animales, pero despojado de toda humanidad mediante aceptar y llevar a cabo todo aquello que conoce a ciencia cierta generando una profunda y excelsa interpretación.

El universo Glazer en su máxima expresión. Escalofriante, construyendo una narrativa en la cual la indiferencia y lo inhumano para a ser cosa de todos los días.

La autenticidad de la obra la hace diferenciarse de las otras del subgénero. Los muros son también protagonistas y lo que ocurre dentro de ellos el producto del egocentrismo, irresponsabilidad y maldad humana, banalizando o no la misma. El acierto de evitar todo efecto sensacionalista o morboso, genera una carga sombría que se expande en cada segundo del metraje.

Esta es la película de lo que no ves. Una representación exacta de cómo podemos ser tan parecidos a estos verdugos, y a la vez identificarnos con las víctimas. Una toma de conciencia severo de cómo hacer para no caer en el abismo de no sensibilizarnos por el sufrimiento ajeno, y no dejar que el ritmo loco de nuestras vidas nos permita no ver el sufrir ajeno.

Obra imprescindible, que reflejará el concepto que sostiene que los monstruos reales están allí afuera, y muchas veces lucen como vos y como yo.

Hugo Bertone

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"Adolescencia"

Miniserie (2025)

Son muy pocas las oportunidades en la cual un producto audiovisual, obliga a replantear de modo profundo el lineamiento humano actual y lo que está por venir, inmiscuyendo el divino tesoro denominado juventud

De desconexiones, investigaciones puntuales y protocolares, sentimientos familiares y rasgos estructurales en materia de personalidad, cargado de subtextos y referencias sociales, se trata esta miniserie generada en la modalidad drama psicológico que tantas opiniones se encuentra generando y que tanta sanidad produce el hecho de debatir temas que compete a cada uno de nosotros.

El trabajo está dirigido por el cineasta británico Philip Barantini, de modo locuaz y por demás eficaz, planteando el esquema de plano secuencia (filmar desde una sola toma continua), desarrollando el mismo con una profesionalidad digna de destacar, y guionado por Jack Thorne, dramaturgo de excelencia quien fue el encargado de mostrar como nadie la realidad juvenil en la Inglaterra de Margaret Thatcher (This is England, Harper/Meadows - 2010), abordando una construcción narrativa directa y simple, que se desarrolla estructuralmente desde lo cotidiano de una familia que de súbito, debe ingerir un trago más que amargo.

La trama cuenta el devenir de Jamie Miller, un chico de trece años que es arrestado por ser acusado de asesinar a una compañera de clase, pero la trama per sé, no se desarrolla en cuanto a resolver el asesinato, sino que gira en el complejo desarrollo de sus particulares personajes y detectives que desean conocer qué motivó al joven a cometer semejante hecho.

Si algo posee de atractivo este trabajo, es el observar las reacciones de los personajes. Dentro de un camino que se desarrolla con un suspenso sostenido, cada movimiento, cada palabra e intención, nos adentra en un mundo no conocido por muchos de nosotros, dentro de un esquema en el cual lo moderno es amo y señor de todo aquello a realizar.

Una estructural trama que procede a mostrarnos todo aquello que no deseamos ver, cargado de simbologías emparentadas a todo lo actual, los modos de comunicación de los adolescentes en búsqueda de una identidad y lo relevante de Jamie: víctima o victimario de un sistema que tiende a descalificar y apartar?

Cuatro capítulos muy bien definidos muestran la problemática policial para resolver un nuevo caso, la investigación del mismo, la sesión de psicología, con una profesional dispuesta a llegar al punto de la comprensión, y la familia del muchacho.

Esta miniserie, básicamente nos conduce hacia la reflexión pura y dura: la desconexión entre adulto/adolescente es gigante; las metodologías para establecer líneas de comunicación con los jóvenes han quedado obsoletas por parte de la docencia, la pedagogía y la psicología, todo se encuentra librado a un azar irresoluto y complejo, y la reflexión general, luego de observar tamaño trabajo de consciencia resulta el de preguntarnos cual es el rol de nosotros como mayores responsables ante el manejo de redes de los jóvenes, cuando también somos parte de la imparable locura que poseen las mismas?

No se trata de quién mató a la joven en la narrativa, si no el por qué.

El mundo de internet vuelca sus metodologías para generar un estado de bronca que desemboca al odio en un joven, y nos hace conocer parte de un mundo surgido de las redes: el significado de la manósfera, lugar donde se forman discursos de odio hacia las mujeres, y ciertos muchachos denominados chads (hombres bellos y exitosos), los incels (hombres que viven un celibato involuntario) y la regla del 80/20: la misma plantea que el 80% de las mujeres buscan a los chads , aquellos con mayor valor en el mercado sexual, dejando de lado al considerado feo y outsider.

De correcta y breve banda sonora y concepto de arte, tres actores británicos de relevancia protagonizan el singular entramado, agigantando el producto y convirtiéndolo en uno de los más trascendentes del nuevo siglo.

Stephen Graham, un actor que ha abordado roles de persona violenta e irascible como el padre del joven acusado: una actuación descollante, mostrando todo su oficio para introducirse en la piel de un hombre común afrontando una situación que escapa a su comprensión.

Erin Doherty, en el papel de una pragmática psicóloga, que no logra conciliar sus estrategias técnicas y su experiencia ante una sesión terapéutica que realza el carácter interpretativo y los recursos actorales que aborda dentro del dificultoso esquema de toma única.

Y Owen Cooper, un descubrimiento certero con un futuro más que promisorio dentro del séptimo arte. Un joven que aborda un personaje actoral como todo aquel que abordó el metodo strasberg de actuación, sin poseer experiencia alguna frente a una cámara. Constructor de un Jamie Miller inolvidable, rostro único del pesar y la angustia que genera ser apartado y ninguneado por sus pares, un símbolo más de una modernidad líquida y pasatista, que cobra con creces el precio de establecer sus reglas.

 

"Adolescencia", plantea el paso del cyberbulling a la realidad, al hecho concreto. De planos cerrados incómodos, de flashbacks lejanos de ser recuerdos, nada distrae, todo compromete e integra, de a poco nos introduce el relato hacia algo que podemos vivir en carne propia y el tomar cartas en el asunto (desconocido para muchos por cierto) ante el avance de sistemas de internet que son la vedette de la nueva comunicación humana, resultan las misivas a afrontar.

Estás listo o lista para tamaña tarea? El poder del cine y del arte vuelve a brindar códigos de comprensión humana, apelando a la emoción sin transitar el límite de lo vulgar o sentimentaloide. El estar de un lado o del otro en materia generacional, nos pone de cara al hacernos cargo de todo aquello que, consciente o inconscientemente, generamos.

 

La familia Miller se debate entre un social experimento y la realidad más cruda. El nervio y el talento se unen para brindar algo fuera de lo común y muy cercano a la vez. Quizás esta obra te pueda aburrir, puede ponerte contra la pared, la podés detestar o no encontrarle una razón para brindarle atención durante más de cuatro horas, pero de seguro, no resultará indiferente.

 

Trabajo para mirar sin miedo y sin culpa, que dejará una huella en tu corazón, que nos hará recordar que los monstruos están entre nosotros. De fina

estampa, lujos lejanos y que muchos de ellos saltan de una pantalla de celular para intentar desarmar tu vida.

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