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"Cuando hablamos de niñez, debemos comprender que nos referimos a un artefacto social y no una categoría biológica. Nuestros genes no contienen instrucción alguna sobre quién es un niño y quién no lo es. Y las leyes de supervivencia no requieren que se haga distinción alguna entre el mundo de un adulto y el mundo de un niño. De hecho, si el término "niños", lo aplicamos en su significado a una clase de personas con edades comprendidas por ejemplo entre los siete y diecisiete años, personas que necesitan de unas formas especiales de nutrición y protección, y que son consideradas cualitativamente como distintas a los adultos, entonces hay plena evidencia que los niños existen desde hace menos de 400 años."

"Si empleamos la palabra "niñez" en su sentido más completo, tal como hoy se la comprende, su concepto no supera los 150 años. Por ejemplo, la costumbre de celebrar el cumpleaños de un niño/a no existía en casi todo el Siglo XVIII y el fijar con precisión sus edades es de hecho una tradición cultural reciente, sin mayor antigüedad que 200 años. En 1890, los colegios secundarios abarcaban solo el 7% de la población con edades comprendidas entre los 14 y 17 años.  El 93% restante con menores edades, trabajaban en actividades de adultos, muchos de ellos entre el amanecer y el anochecer en todas las grandes ciudades.


La idea o concepto de niñez, es uno de los grandes inventos del Renacimiento. (...) La niñez en su doble vertiente de principio social y condición psicológica, surgió alrededor del siglo XVI. Hasta aquellos tiempos, niños incluso de 6 y 7 años, se los consideraba distintos de los adultos. El lenguaje de ellos, su vestimenta, juegos, sus tareas y derechos legales eran los mismos que de los adultos. Se reconocía, naturalmente, que solían ser más pequeños que los adultos, no confiriéndoles este hecho ningún estatuto especial, y tampoco existía ninguna institución dedicada al desarrollo de ellos. 

Antes del siglo XVI, no existían libros sobre la crianza de niños ni tampoco de la mujer en su rol de madre. (...) No se encuentra con anterioridad al siglo XVII, ninguna referencia sobre la forma de hablar o jerga infantil, mientras que luego son abundantes.


En las pinturas del Siglo XIII o XVI, los niños siempre eran representados como a pequeños adultos. Excepto el tamaño, carecen de todas las características que solemos asociar a la niñez. Dichos cuadros representan con suma precisión la forma social y psicológica de percibir a los niños antes del Siglo XVI: "Si ellos llegaban vivos hasta los siete años, su vida reconocida era como la de adultos en miniatura" (Barbara Tuckman, Un espejo distante).

Ahora bien, el por qué esto era así, es algo difícil de explicar. Uno de los temas, según Tuckman, es que la mayoría de los niños no sobrevivían, su índice de mortalidad era muy alto. Y solo a partir del Siglo XVI es que los niños comienzan a aparecer mencionados en los testamentos, dato que indica que los adultos tenían pocas esperanzas en verlos vivos por largo tiempo.

 

Sin dudas, los adultos tampoco se comprometían emocionalmente de la forma en que hoy lo hacemos, pero sí se los consideraba útiles desde un punto de vista económico, siendo más valorados por su capacidad de trabajo que su carácter o inteligencia."

 

 

Neil Postman (1931-2003), sociólogo. 

La desaparición de la niñez (1982) 

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