top of page

Una de las más importantes misiones de muchos directores cinematográficos, es la de sorprender, conmover y generar la tensión exacta para mantener en vilo al espectador. Todas esas virtudes se encuentran enclavadas en esta película que desde un hecho histórico y el proceder humano ante los límites, contiene los tópicos necesarios y ejemplifica que el cine de verdad, no ha muerto

Esta mezcla de documental con drama y una dosis de suspenso, fue escrita y dirigida por el director sueco Tim Felhbaum, nuevo maestro de los tonos oscuros y los lugares asfixiantes, desarrollando una labor más que digna y sorprendente, manejando las atmósferas contrarreloj de una situación que todo el tiempo se encuentra a punto de estallar. La película cuenta el desarrollo del equipo de deportes de la cadena ABC, cuyos reporteros y productores, confinados en un estudio improvisado, son los ojos del mundo ante una crisis que se desarrolla en tiempo real. Un grupo terrorista llamado “Septiembre negro”, ingresa a la Villa Olímpica alemana en los juegos de 1972 con la intención de tomar como rehenes a deportistas israelíes, para así poder hacer intercambio por presos palestinos. Sin verificar la información con certeza y luchando contra la presión de sus competidores, los periodistas se ven obligados a tomar decisiones editoriales difíciles y riesgosas. Más allá del alto valor histórico de una transmisión que por primera vez se efectuaba en vivo al mundo de un evento deportivo de importancia, la calidad de las imágenes, el trabajo de archivo por parte de la producción del film, y la acertada combinación de real material con lo ficcional, este trabajo logra cautivar mostrando la dinámica de una suerte de redacción televisiva que debía encarar un hecho poco fortuito, demostrando que también los periodistas deportivos y equipos avezados en el métie (los cuales son vistos de costado por el “estabilishment” del periodismo social/político) pueden abordar una cobertura con extrema profesionalidad y seriedad.

images.jpg

La línea argumental no ingresa en lo panfletario o tendencioso, la problemática se trata de modo directo mediante las reacciones humanas, punto fundamental de la obra, mostrando el lado “b” de la televisión, la parte técnica dejando lo mejor de si en pos de generar una digna transmisión, y los proceso de edición de material en crudo (sumamente interesantes y educativos) casi obsoletos en estos tiempos digitales, que descubren la profesionalidad absoluta de los trabajadores y demarca como se produce en vivo, las urgencias y los apuros por estar un paso adelante de la señal de la competencia (CBS), conducen a una presión absoluta de las almas y pensamientos desde una ambientación realista y descriptiva. Este film paso sin mucha trascendencia en la última presentación de los Oscars de la academia, que no tuvieron en cuenta la calidad artística de una de las mejores realizaciones del Siglo XXI, sin eufemismo alguno. Nervio y adrenalina por doquier. Mediante exponer en escena el cuestionamiento moral y ético del periodismo, el trabajo posee ciertas similitudes a clásicos como All The Presidents Man (Alan J. Pakula /1976) que relata aquel momento a momento que desenmascaró la corruptela y originó el affaire Watergate, o Spotlight (Tom McCarthy/ 2015) film que muestra la investigación de un grupo de periodistas sobre la macabra pederastia en un Estado Americano, este trabajo produce una reivindicación de cómo hacer bien las cosas en el marco periodístico, hoy tan manoseado y mancillado. El carril veraz y contundente de sus imágenes del pasado engrandecen un producto que cuenta con una interesante fotografía lograda por el alemán Marcus Forderer, y un diseño de arte y montaje acorde a la calidad del trabajo. En el rol actoral, se destaca la inmensa interpretación del estadounidense John Magaro, poniéndose en la piel de un ex deportista devenido a periodista y la forma de encarar tamaña situación y decidir cómo seguir, y Peter Sarsgaard en el papel del directivo principal de la cadena ABC Sports, en permanente tensión ante la forma de afrontar una crisis jamás atravesada, entre otros actores de primera línea que realzan sin sobreactuar una obra que se convertirá en un clásico de la cinematografía mundial. La perspectiva no son los atletas ni tampoco los terroristas. Ellos resultan desencadenantes que ponen de manifiesto cuales son los límites de la ética periodística y el valor de tomar decisiones. El sonido del antiguo teletipo abriendo espacios informativos que hablen del valor de la verdad y el compromiso (hoy por hoy, lejano) y las hegemonías, armando aquello que muy bien definió nuestro pensador nacional José Pablo Feinmann: La construcción de lo real. En tiempos donde aún no se debatía sobre el valor único de tener primero la primicia a cualquier precio y todo rondaba por confirmar la novedad, el trabajo trasciende eras y momentos dejando una plena reflexión en el mundo de lo informativo, del accionar humano que pese a los adelantos tecnológicos y el modernismo, aún se debate sobre los mismos interrogantes: ¿Hasta dónde debe llegar la prensa en su búsqueda de la verdad? ¿Cómo manejar la presión de informar en tiempo real sin interferir en la resolución del conflicto? Estas preguntas dan profundidad a la historia y añaden una capa de intriga que va más allá del suceso histórico. “Septiembre 5”, resulta un entretenimiento para pensar “arquitectado” sobre lo real y emotivo de la verdad, que como sostenía Serrat, nunca es triste, lo que no tiene, es remedio. El film se puede ver por la plataforma Paramount y por diversos sitios de internet.

  • Facebook
  • Flickr
  • Twitter
  • Pinterest
bottom of page