Difícil abstraerse de la actualidad, imposible cuando todo se altera en detrimento de quienes componemos la mayoría de la población: trabajadores. Porque un país, antes que su organización jurídica y regional, es su gente.
La politización puede ser una tarea fastidiosa, pero necesaria a la hora de evaluar qué sucede. Ahora, cuando la política nos es ajena o no nos interesa queda el último bastión: acudir al buen criterio y sentido común que poseemos. Y aquí vamos ¿Es válido cuestionar como candidato el porcentaje de pobreza existente para luego una vez en el poder duplicarlo? ¿Criticar en campaña el índice de inflación anual para después aumentar y superar ese mismo valor pero a nivel mensual? Quienes votaron al actual gobierno ¿eligieron que su poder de compra caiga de ocho a cuatro productos básicos, verse impedidos de afrontar el costo mensual de viajar en transporte, la cancelación de paritarias o quita de la Ley de Movilidad Social para jubilados? En definitiva: ¿Se votó por ser fácilmente despedido y sin indemnización? ¿Por ser pobre o indigente?
De quienes votan sin pertenencia a ningún sector político y se autodefinen como "indecisos", aquellos que resuelven su voto durante la campaña, son aproximadamente el 40% del total del padrón electoral. Todos los partidos políticos van tras ellos en sus propuestas porque saben que es el sector que define cualquier elección, pero ¿Votaron por las medidas que ahora se ejecutan?
Medidas similares fueron aplicadas por el admirado empobrecedor "modelo chileno", donde todos trabajan... pero con salarios miserables y sin posibilidad alguna de ascenso social. La diferencia es que requirió de una dictadura atroz de 17 años. Es por ello que Milei solo podrá llevar a cabo una política de empobrecimiento similar con fuerte represión y las últimas novedades así lo demuestran: El Proyecto de "Ley Ómnibus", en donde el Presidente se auto-otorga facultades legislativas por dos años, eliminando al Congreso. Esto significa que Milei podrá legislar como quiera, al igual que cualquier dictador.
Nos encontramos sentados ante el abismo y a punto de caer empujados.